No hay un retrato gráfico de Andrés Guazurary, por lo tanto, se desconoce bastante sobre los rasgos de su fisonomía. Sobre su apellido también hay registros imprecisos, por esto algunos lo escriben “Guazurary” y otros “Guagurary”, mientras que en las leyes 27.116 y 27.117 -de reconocimiento como “héroe nacional” y celebración del Día Nacional del Mate por recuerdo a su nacimiento- se lo menciona como “Guacurarí”. Sin embargo, en el recuerdo de buena parte del Litoral argentino el seudónimo “Andresito” es indisoluble de la imagen del caudillo guaraní que llegó a comandar la Provincia Grande de las Misiones, en los años de la lucha hacia la consolidación de la independencia nacional.
Adquiere su signatura de “Comandante General de Misiones” (lo más parecido a una gobernación) por decisión de Artigas, que por entonces sostenía un franco enfrentamiento con la dirigencia unitaria porteña, tras el trato que la Asamblea de 1813 dispensó a sus emisarios.
Investido como comandante general, Andresito reparte tierras y elimina los derechos esclavistas que supo padecer. Gobernó hasta abril de 1818 (batalla de San Carlos), lapso en el que los cabildos indios volvieron a funcionar para administrar las estancias y yerbales, y comerciar con las demás provincias. Guacurarí había mandado a instalar una fábrica de pólvora en Concepción y construir rústicos hornos para fabricar chuzas, pero todo quedó inconcluso con su pérdida del poder.
En abril de 2014, su figura fue ascendida post mortem al rango de General del Ejército Argentino, y un año más tarde el Congreso promulgó dos leyes: la que lo reconoce “Héroe nacional” independentista y la que instituye el 30 de noviembre de cada año como el Día Nacional del Mate, en conmemoración a su nacimiento.