El Tribunal Electoral de la Provincia de Misiones quiere homenajear a las mujeres en su día y por ello hace un reconocimiento a todas las mujeres como artífices de la historia y de la lucha por su liberación e igualdad con el hombre. La figura escogida: la Dra. Julia Magdalena Ángela Lanteri.
“Julieta Lanteri” la primer mujer que voto en la Argentina. Se trata de una verdadera precursora en la lucha por los derechos de las mujeres. A principio del siglo XX, fue la primera mujer que pudo votar en Argentina, y también la primera en ser candidata a diputada.
La historia dice que las mujeres argentinas votamos por primera vez en 1951, y en este caso la historia es cierta, aunque con una salvedad: 40 años antes, una mujer había logrado aparecer en los padrones electorales y votar como ciudadana plena de derechos; se trataba de Julieta Lanteri. Una italiana que se convirtió en la primera mujer sudamericana que pudo votar y que, además, fue candidata a diputada en las elecciones de 1919.
A comienzo del siglo XX, el modelo femenino en la Argentina estaba cambiando. Las mujeres, aun aquellas que tenían su ámbito de desarrollo en el seno del hogar, aprendieron de las noticias que les llegaban desde Europa y Estados Unidos, que ellas también tenían derechos.
La lucha por conquistar los mismos derechos que los hombres fue ardua y difícil, los caminos no eran fáciles de allanar y las mujeres que se animaban a levantar las banderas del feminismo públicamente, eran contadas con los dedos de una mano.
La Lanteri
Julieta Lanteri había llegado desde Italia (donde nació en 1880) con sus padres y hermana, y fue pionera en diversos ámbitos. Fue la primera mujer que pudo ingresar y recibirse en el Colegio Nacional de La Plata, y años más tarde se graduó de farmacéutica en la Universidad de Buenos Aires.
En 1906, se convirtió en la quinta mujer en recibirse de médica y al año siguiente obtuvo su doctorado, ese mismo año, en una conferencia que dio en la Asociación Obstétrica Nacional, señaló “la influencia del varón se ha dejado sentir siempre… Fácilmente sugestionable [la mujer] ha sufrido más intensa y largamente la influencia de las doctrinas filosóficas que las religiones han llevado a los pueblos”.
Julieta Lanteri comenzaba a levantar su voz y no pasaba inadvertida en una sociedad donde el hombre era amo y señor en todos los ámbitos.
Para 1910, en el contexto del debate sobre la reforma electoral que llevaría a la llamada Ley Sáenz Peña y ya nacionalizada argentina, Lanteri realizó una presentación judicial muy particular y específica, reclamó que se le reconocieran todos los derechos como ciudadana, incluidos, por supuesto, los políticos. Lo más curioso, y lo que más llamó la atención, fue que el fallo de primera instancia resultó favorable.
El juez Claros dijo “como juez tengo el deber de declarar que su derecho a la ciudadanía está consagrado por la Constitución, y en consecuencia, que la mujer goza de los mismos derechos políticos que las leyes acuerdan a los ciudadanos varones, con las únicas restricciones que, expresamente, determinen dichas leyes, porque ningún habitante está privado de lo que ellas no prohíben”.
Así, en julio de 1911, la doctora Lanteri fue la primera mujer incorporada al padrón electoral argentino, y el 26 de noviembre de ese año fue la primera sudamericana que pudo votar.
Al año siguiente, fue sancionada la ley que democratizaba el sistema electoral disponiendo el carácter secreto y obligatorio del voto, pero se establecía que el padrón electoral se correspondería con al empadronamiento para el servicio militar, con lo cual, las mujeres quedaban expresamente restringidas por la ley.
Cansada de las injusticias y ávida de presentaciones judiciales, Lanteri fue por más y presentó un escrito reclamando su candidatura a diputada, ya que “la Constitución Nacional emplea la designación genérica de ciudadano sin excluir a las personas de mi sexo, no exigiendo nada más que condiciones de residencia, edad y honorabilidad, dentro de las cuales me encuentro”.
Otra vez, el fallo fue favorable y Lanteri presentó, a través del Centro Independiente, su plataforma electoral; allí proponía licencia por maternidad, subsidio estatal por hijo, abolición de la prostitución y la pena de muerte, sufragio para los dos sexos, salarios iguales para trabajos equivalentes, y divorcio absoluto. En esas elecciones de 1919, Lanteri obtuvo 1.730 votos sobre un total de 154.302, y valga la aclaración de que todos sus votantes eran hombres.
La prensa gráfica comenzó a llamarla, despectivamente, “la Lanteri”; pero ella no se amedrentó y continuó su lucha por los derechos de la mujer, incluso una vez que se produjo el golpe de Uriburu, en 1930. Falleció a los 59 años, atropellada por un auto mientras caminaba por pleno centro porteño.- (Diario El Norte).